Siempre nos creemos imprescindibles, creemos que sin nosotros no
van a sobrevivir, que no serán capaces sin nuestros cuidados y nuestras miradas (como
dice el refrán: el ojo del amo engorda el caballo), pero luego llegas y ¡zas!,
la vida y las plantas continúan su vida aunque tú no estés. Tras una semana de
ausencia, dejadas tan solo bajo la tutela electrónica del riego programado, me
acerco a mi huerta con miedo; pensaba yo que me las encontraría muertas o, agonizando
cuando poco, pero no, las miro y están sanas y erguidas, los tomates continúan
engordando y siguen con su color verde y los pimientos, ¡ay los pimientos!, han
seguido creciendo y por fin hoy podré tomar una fritada de pimientos de Padrón.
Siguen floridos y hermosos por lo que parece que seguiremos teniendo cosecha.
Bien, me digo, parece que no me necesitan, ya son fuertes y crecen solas, bien
es verdad que ahora ya no tenemos colonias de pulgones, a los que supongo que
las noches más frías asustan.[1]
Los pimientos de Padrón “auténticos” son los cultivados, en el
convento agrícola de San Francisco de Herbón[2]
(parroquia de Padrón, A Coruña) donde fueron adaptados desde el siglo XVII-XVIII,
tras ser importados por las comunidades franciscanas fronterizas entre Estados
Unidos y México, y adaptados a las características del terreno y su climatología, cobrando importancia su cultivo en la economía local[3].
En la actualidad la denominación de pimiento de Padrón es más amplia siendo los
más afamados los de Herbón con una temporada que va desde 1 de mayo hasta el 31
de octubre (con denominación de origen protegida Pemento
de Herbón desde 1 de julio de 2009).
Su peculiaridad es su sabor picante que no se puede averiguar hasta que no
te los estás comiendo. Es famoso el dicho “os pementos de Padrón, uns pican e
outros non”. Bueno, pues los míos picaron y de lo lindo, pero ya sabéis que a
mi sí que me gusta el picante.
En fin, no deja de resultar toda una lección la experiencia de
hortelana ausente. En definitiva, no eres imprescindible, no te necesitan[4],
pero entonces recuerdas tiempos lejanos, o no tanto, allá por abril con los
primeros plantones de tallos tiernos y los muchos cuidados que requirieron y
entonces piensas si me necesitaron aunque ahora ya no lo hagan, y además no lo
hice tan mal al fin y al cabo si han llegado hasta aquí.
[1] Al hilo de esto os
recuerdo que ninguna mariquita respondió a mi oferta de trabajo y residencia
publicada en el Mariquitas`News. El caso es que en todo
el verano no me he encontrado con ninguna, ¿habrán desaparecido? Yo recuerdo que antes se veían por todas
partes.
[2] El monasterio,
fundado en 1396, fue declarado BIC, Bien de Interés Cultural, en septiembre de
2013, y ese mismo verano protagonizó una rara y poco clara historia cuando sus dos últimos
frailes tuvieron que abandonar el convento tras enfrentamientos con algunos
grupos vecinales, alentados por el alcalde del PP, que creían que la
declaración de BIC, podía conllevar el
cierre de invernaderos y cultivos en la zona de afección del mismo. En la
actualidad vuelve a tener una comunidad estable de monjes residiendo en él.
<< http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/07/31/galicia/1375300733_191115.html>>
[3] El cultivo de los pimientos de Padrón llegó a cobrar
tanta importancia que sus semillas pasaron a formar parte de la dote
matrimonial.
[4] Para aquellas y aquellos que viajan o que no tienen mano para el
riego correcto he descubierto un producto que tiene buena pinta. Se trata de una
empresa que fabrica pequeños jardines verticales que emplean unas macetas con
riego incorporado mediante un circuito interno que hace recircular el agua y,
que se controla desde una app móvil, con un pequeño consumo eléctrico y que además
puedes personalizar a tu gusto mediante plantas diferentes, macetas de
color, numero de pisos, etc. Jardín Citysens, así se llaman, fue premiado en 2016 como uno de
los mejores diseños en los premios Delta de diseño y es adaptable para cultivos
de huerta y cultivos hidropónicos. Podéis verlos en <<www.cytysens.com>>
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