miércoles, 21 de septiembre de 2016

arrancando plantas


Parecía que nunca llegaría este día, si hace nada eran unos pequeñísimos plantones de calabacín (en origen fueron seis plantones pero a día de hoy llegaron cuatro) que apenas despuntaban del suelo, que no llegaban ni al reborde de la mesa de huerto…aunque es verdad que pronto se hicieron grandes, y superaron el borde, y caían en cascada hasta el suelo por donde seguían reptando, como si quisieran entrar dentro de casa a vivir con nosotros.
puede verse a los pequeños calabacines a la derecha
 

Creciendo


 
floreciendo
el vacío que dejan


 
 
 
 
 
 
 Y encima, echando unas tras otra esas preciosas flores amarillas, que cortábamos y consumíamos… qué tiempos aquellos… Bueno, pues hoy me veo en la incómoda situación de tener que arrancarlos, aunque eso sí, con honores y fanfarrias, han sido fuertes y productivos y han sabido sobrevivir a las torpezas de su hortelana y a la propia singularidad del huerto. Pero ya no daban flores y sus hojas se marchitaban, sufrían con las primeras noches frías. En fin que, que los he arrancado a la vez que sonaba la Imperiale Fanfare de Benjamin Britten[1] mientras que las tomateras, los pimientos y yo les dedicábamos un último pensamiento (no así el sector de aromáticas y frutales que no se relacionan con sus compañeros hortícolas, ¿será que la diferente ubicación crea fronteras fantasmas?). Sin embargo, no podré aprovecharlos como se merecían en un buen compost[2] puesto que el espacio del que dispongo es limitado y no tengo compostador[3], así que, finalmente, el camión de la basura será con el que realicen un último viaje.

Pero la actividad en la huerta continúa, de momento tengo que esperar a que terminen los tomates y pimientos antes de poder arrancar las matas. Después he de preparar la tierra, removiendo y añadiendo humus de lombriz y volveré a plantar, creo, aunque no está decidido, espinacas y acelgas que son duras y creo que pueden resistir las bajas temperaturas. Todavía no sé si será necesario protegerlas con algún tipo de plástico o qué. El tiempo me lo dirá: qué será, será[4]



[1] Benjamin Britten (1913-1976), compositor, director de orquesta y pianista británico. Profundamente pacifista, compuso la obra Requiem de Guerra basado en los textos de Wilfred Owen (1893-1918), uno de los principales poetas de la Primera Guerra Mundial que cayó en Francia pocos días antes del armisticio. A él pertenece el famoso poema en el que ironiza sobre el lema de morir por la patria y que finaliza con “the old lie: dulce et decorum est pro patria mori”. El manuscrito del poema lo podéis encontrar en la siguiente página web << http://www.oucs.ox.ac.uk/ww1lit/collections/owen>>.
Y por otro lado aquí está el enlace de B. Britten a su fanfarria imperial
 << https://www.youtube.com/watch?v=SseEJB8FYpw>>
[2] El compost o abono orgánico es un elemento esencial en las huertas. Se obtiene de desechos orgánicos tales como restos de poda, de comida y frutas, de cáscaras de huevo, etc., mezclado con pajas.
[3] Como diría el tío Wyo “nota mental”: ¿necesito una compostera?, ¿dónde la coloco? ¿me dará malos olores?, o, ¿quizás es mejor comprar el humus de lombriz?. Francamente, mientras no disponga de una gran huerta creo que pasaré del tema para alegría de mis vecinos.
Otra nota: Supongo que los seguidores de El Intermedio sabrán  a quien me refiero con lo de tío Wyo, por supuesto es al Gran Wyoming.
[4] Canción que interpretaba Doris Day en la conocida película de Alfred Hitchcook  El hombre que sabía demasiado (1956) donde aparecía junto a James Stewart.

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