martes, 30 de agosto de 2016

cultivo hidropónico


Como soy un poco picaflor desde que tengo que polinizar, ahora me siento atraída por una nueva modalidad de cultivo: el hidropónico.

Este tipo de cultivo no requiere de suelo, sino que se realiza usando soluciones minerales disueltas en agua esenciales para el desarrollo de las plantas (también se puede utilizar un suelo inerte como arena, o grava). Esta técnica es muy usada en investigación biológica, en educación o incluso como divertimento[1]. Sin embargo, también tiene sus detractores ya que el vertido de los efluentes sobrantes puede resultar contaminante, siempre que sea a gran escala claro, no hablo de pequeñísimos cultivos caseros. En grandes superficies los efluentes deben equilibrarse antes de proceder a su vertido ya que puede resultar contaminantes para los suelos y aguas.  

La agricultura hidropónica  fue usada desde antiguo y aparece atestiguado  por las sociedades antiguas del valle de México, aunque su uso se constata desde el siglo XVI en Xochimilco, junto a la subcuenca del lago de Texcoco-Zumpango, zona poco profunda y cenagososa en la cuenca de México, donde se utilizaban una especie de balsas, llamadas chinampa, donde se colocaba tierra vegetal mezclada con hojarasca y restos de frutas y vegetales, y se sembraban árboles como el sauce para anclarlos a tierra. Luego pasaban a cultivar diferentes plantas. Esto unido a los regadíos permitía aumentar las cosechas. En la actualidad, desecado el lago Xomilchico, tan sólo quedan las islas artificiales formadas por chinampas  y los canales que las unen  dentro de la ciudad de México en un área declarada como Área Natural Protegida y designada Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1987.

El primer trabajo publicado sobre el crecimiento de plantas terrestres sin suelo agrícola fue el de Francis Bacon en 1627, y a partir de entonces el estudio no cesó, aumentando el interés en el siglo XX.  Como hecho curioso comentar que las tropas estadounidenses en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial lo pusieron en práctica para proveer a las tropas de frutas y verduras.

Desde 1980 varias compañías comenzaron a comercializar sistemas hidropónicos. Hace unos días, en una visita a Ikea comprobé    que desde abril de este año disponen de un kit para pequeño cultivo en casa[2]. Con él puedes asegurar una pequeña cosecha de lechugas o acelgas en pleno invierno. La idea es tentadora…

flores de los pimientos
De momento sigo con mi cosecha de tomates y flores de calabacín, y sigo esperando a los pimientos, ay, ¡qué paciencia hay que tener!



[1]  Un buen ejemplo, con el que pasar un rato divertido, es el que muestra la comedia británica El jardín de la alegría (2000) dirigida por Nigel Cole. Obtuvo en Sundance el Premio del Público y fue nominada a los Globos de Oro y a los Bafta. Narra la vida cambiante de una reciente viuda aficionada a la jardinería que para sobrevivir se dedica al cultivo hidropónico de marihuana junto a su jardinero en un pequeño pueblo inglés.
 
[2] Kits de cultivo hidropónico  Krydda/Växer con invernadero, luces led, tapones de esponjas, semillas y nutrientes. El precio es alto, con todo se puede poner en los 160 euros, pero seguro que pronto habrá más empresas que los fabriquen y bajará el precio. También lo puedes realizar tu si eres del tipo manitas.

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