07:00
Suena el despertador y la primera sensación es CALOR, me
arrastro hasta el huerto y mis plantas me reciben con la misma palabra: CALOR.
La noche no ha sido indulgente y ha seguido haciendo calor. Del riego de anoche
no parece quedar rastro, las tomateras alicaídas intentan decirme algo, los
pimientos parecen que aguantan mejor mientras que los calabacines se arrastran
por el suelo buscando algo de humedad. Hago un breve riego de supervivencia. Por
suerte todavía no ha salido el sol.
07:49
Aparece el sol y con ánimos asesinos, sus primeros rayos ya dan
CALOR.
15:00
Sigue haciendo CALOR y encima el sol ha estado currando de lo
lindo, las pobres siguen igual, asfixiadas y su cuidadora peor que ellas. Tan
sólo puedo dar palabras de ánimo: “venga chicas, que ya lo peor ha pasado por
hoy, en unas horitas el sol se nos va y llegará el fresquito” (ya sé que no
está bien mentir, recordad al ex-ministro y ex-candidato al Banco Mundial,
pero a veces son necesarias las mentiras piadosas, yo también las necesito e
imitando a Vienna[1]
le digo al Sr.J: miénteme, dime que dentro de unas horas llegará el fresco y la
lluvia…)
17:00
Casi sin fuerzas, sintiendo el CALOR en todos los poros de mi
ser me acerco a la huerta, parece que la pobre tomatera ya no tiene ni fuerzas
para sujetar a los pequeños tomates que cuelgan lánguidamente, las flores de
los pimientos penden igual, las flores del calabacín cerradas y apretadas …y de
repente ¡horror!, la preciosa albahaca yace desmadejada, todas sus hojas
arrugaditas, sin agua en sus tallos estos se doblan peligrosamente hasta el
suelo, la melisa y la hierbabuena la imitan pero deben tener más reservas y
todavía conservan algunas ramas levantadas, la salvia muy enhiesta ella las
mira con desprecio. Sacudiéndome la modorra comienzo con el plan de emergencia:
un cubo grande lleno de agua donde sumerjo a la albahaca y cubos más pequeños
para todas las demás. No, miento de nuevo, los tomillos, el mandarino, el
mirabel, el laurel y la lima pueden aguantar a que baje un poco más el sol.
las limas casi a punto |
20:36
Por fin ya se ha puesto el sol aunque sigue haciendo CALOR,
vuelvo a arrastrarme a la huerta, anuncio con alegría el riego. El agua fluye y
las moja, refresca el ambiente, empieza a oler a tomate y a frescor. Puedo
imaginarme esas raicillas chupando como locas y el agua ascendiendo por ellas
revivificando a mis pobres plantas. Yo también bebo y sintiéndome generosa
invito a rondas hasta que las veo rendidas.
24:00
Todas han vuelto a la vida y soportan sus follajes y hojas. La
albahaca me mira complacida y aún me pide algo más de agua, bien, le digo dormirás
en el cubo hoy pero no te acostumbres. Un último vistazo a todas, me bebo yo
también otro vaso de agua y me dirijo a la cama con pasos de zombie: sigue
haciendo CALOR, miénteme otra vez Sr.J dime que mañana hará fresco…
[1]
Vienna,
protagonista de la película estadounidense Johnny Guitar (1954) dirigida por
Nicholas Ray. La estupenda Joan Crawford lleva todo el peso de la película en
una película de grandes amores y grandes odios con unos juegos de luz que
llenan la pantalla, una fotografía inmejorable, un uso de los colores que
enfatiza las imágenes y unos diálogos maravillosos y redondos (“miénteme, dime
que has estado esperando todos estos años…”). No es un western aunque se desarrolle
en esos paisajes y lleven pistolas, es una obra maestra que todo el mundo
debiera ver.
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