Por contraste con tanto verde os regalo esta imagen amarilla |
El mundo será de colores pero mi huerta permanece verde, verde
como pimientos verdes; verde como tomateras verdes; verde como tomates verdes (todavía,
continúan madurando); verde como las últimas acelgas de invierno que apenas
crecen ya; verde como la planta de albahaca colocada entre los pimientos para
protegerlos del pulgón; verde como plantas de calabacines ya que este año
todavía no han salido más que dos o tres flores de calabacín[1],
y apenas dotan de color a la gran masa verde. Verde que te quiero verde[2].
No es mal color el verde, tan sólo oir su nombre nos remite a un
mundo vigoroso, vivo, joven y fértil. Para los romanos era el color de la diosa
Venus y tenían hasta diez palabras diferentes para denominar a otras tantas
variedades del verde, pero a poco que pensemos hay infinidad de variedades y
verdes matizados. El verde es color de vida, de esperanza y de exuberancia,
pero también nos transmite tranquilidad y relajación. El verde nos da paso en
los semáforos y nos indica que nuestros dispositivos electrónicos funcionan
correctamente; el verde nos permite el baño con bandera de ese color en las
playas. El verde nos transporte a países húmedos y bellos, a selvas tropicales,
a jardines frondosos, a naturalezas no controlables y a impecables jardines. De
color verde son muchos insectos, animales (no así los famosos “perros verdes”)
y hasta seres imaginados (todo el mundo sabe que los dragones eran verdes). Verdes
son también las banderas de algunos países. También se usa para caracterizar
una actitud de respeto al planeta Tierra y se abusa de esta denominación “verde”
en todo tipo de marketing comercial.
Pero el verde también indica inexperiencia o falta de
preparación y para algunos es el color de la envidia, de lo venenoso o
monstruoso, o incluso el color de la muerte.
En cualquier caso el verde es un color secundario, esto es, si
se desea obtener este color ha de mezclarse con azul y amarillo (que junto con
el magenta componen la triada de colores primarios). Paradójicamente la
ingeniería genética intenta denodadamente conseguir el color azul en ciertas
flores tales como crisantemos, rosas, claveles, gerberas y tulipanes pero a lo
más que se ha llegado es a conseguir ciertos tonos violetas o azulados[3].
En fin, lo verde es bello, pero ¡ay!, algunas personas no pueden
ver el verde, son los que sufren una forma de daltonismo, denominada
deuteranopia[4]. ¡Disfrutemos
por ellas y por nosotros de este maravilloso color!
[1] El año pasado a estas alturas del verano comíamos flores de
calabacín casi de continuo. Peculiaridades de mi huerta.
[2] Así se inicia el
conocido poema Romance sonámbulo de
Federico García Lorca (1898-1936) que se incluye en su Romancero Gitano publicado en 1928, si bien aquí el color verde se
asocia con la muerte.
[4] John Dalton
(1766-1844) naturalista, químico, matemático y meteorólogo británico describió el
daltonismo o defecto visual relativo a la percepción de los colores. Aunque la
teoría que estableció por la cual no se percibían los colores fue pronto
desautorizada, el estudio que realizó con su propio problema visual fue
reconocido y su nombre designa esta ceguera al color. Posteriormente, en 1995 ,
y gracias a que dio instrucciones para conservar sus ojos, diversos estudios de
ADN permitieron saber que sufría una ceguera visual poco común que le impedía
reconocer el …¡verde!. Sufría de deuteranopia.
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