martes, 9 de mayo de 2017

De safari


 
Al alba y con viento favorable[1] (bueno en realidad por la tarde y sin nada de viento), mi Ayudante de Huerta y yo nos dispusimos a realizar nuestro particular safari. Mientras sonaba la música de Hatari[2], nos vestimos adecuadamente para tal ocasión (es decir, vestimenta aceptada por los protocolos dispuestos para ello desde tiempos inmemoriales): sombrero, salacot o modelo de safari son los más adecuados, ropa de color arena (queda más chic que la paramilitar), calzado adecuado, armas de fuego no, (somos pacifistas y estamos en contra de su uso), y cajitas de cartón, nos faltaba la red cazamariposas. Casi nos creíamos los protagonistas de Hatari y salimos en busca de nuestras presas, que no eran otras que ¡las mariquitas!.

El año pasado ya había puesto una oferta de trabajo con alojamiento en el  Mariquitas’ News[3], pero lamentablemente nadie había respondido, así que este año, había hecho varias prospecciones visuales en campos cercanos y había encontrado un filón de mariquitas (el año pasado no conseguí localizar ni una y eso que salía preparada con una cajita por si acaso). Me felicitaba a mi misma por ser una hortelana tan previsora, antes de tener pulgón ya planificaba su erradicación[4]. Preparaba la solución a problemas no planteados todavía, creía poder controlar al pulgón, ¡ay ilusa de mi!.

En fin, volvimos cantando a la huerta, los dioses habían sido propicios, conseguimos cuatro bonitos ejemplares y los trasladamos a la huerta, a su casa especial (una bonita cesta de mimbre con piñas y palos, colgada al lado de los tomates y los pimientos). Satisfecha de nuestro día les prometí pulgones en abundancia, les di las buenas noches y me fui tan feliz a la cama pensando que tenía resuelto el problema… A la mañana siguiente, sigilosa como una felina, me dirijo a la huerta y, ¡sorpresa!, no encuentro ni uno de los cuatro ejemplares, ni en su casita, ni en ninguna de mis plantas. Reviso todo una y otra vez, levanto hasta la última hoja de las acelgas,… nada no queda ni una. Solo me queda emular a Raquel Andueza[5] y cantar: Cuán ingratas sois mariquitas, os ofrezco todo y me abandonáis.



[1] Como dijo el exministro F. Trillo antes de “tomar la isla de Perejil en una dura batalla”.
[2] Hatari, película estadounidense de 1962, dirigida por Howard Hawks con John Wayne de protagonista que muestra de forma estereotipada unos cazadores en África buscando ejemplares para los zoos. Un África colonial dominada por los blancos. La excelente y pegadiza música es de Henry Mancini, célebre compositor  de música y autor de varias bandas sonoras inolvidables, como  esta del elefantito
[3]  Recordar el anuncio en este blog, en la entrada de 13 de junio de 2016: La parte de los ángeles
[4] En el Real Jardín Botánico utilizan larvas de escarabajo Cryptolaemus  (de la familia de la Coccinellidae, de nombre común  mariquita) para actuar sobre la plaga de cochinillas dentro de su programa de lucha biológica contra las plagas. Podeis seguirlo en su página de facebook.
[5] Os recomiendo toda la bibliografía de esta estupenda soprano.

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