martes, 26 de marzo de 2019

Plantas lunares






 
Con alegría y expectación igual  que se siguió la noticia de la primera planta que floreció en la luna[1] así inició hoy la plantación de este año...aunque ejem, ejem, a un nivel mucho más modesto por descontado. Hoy he plantado en dos pequeñas jardineras  berros de agua (Nasturhium oficinale) y rabanitos (Raphanus sativus). Los primeros son muy ricos en hierro además de depurativos y diuréticos y fáciles de combinar en las ensaladas, los segundos me encantan por su sabor picante.

 

En honor a la verdad he de decir que es la última oportunidad que le doy a los rabanitos pues nunca los he logrado, espero que no me pase como con la primera planta en la luna[2] y a partir de 28 días pueda recolectar alguno...ya os contaré.
Mientras tanto, la primavera va estallando y ya están aquí los primeros brotes del mandarino y de la lima y los pequeños frutos del nuevo residente, el kumquat. Celebremos su llegada con una música apropiada: La consagración de la primavera[3]. Danzemos en su honor…





[1] La misión china Chang’e-4 llevó a la luna una serie de semillas como parte de un experimento biológico. Pretendía plantarlas en la cara oculta de la luna dentro de una pequeña capsula que, suponían, que mantendría las condiciones óptimas para ello. Una de ellas, una semilla de algodón floreció y su imagen dio la vuelta al mundo. Sin embargo, ya había habido otros casos de germinación en el espacio, aunque eso sí, dentro de las naves y estaciones espaciales, no en suelo lunar claro. <https://www.bbc.com/mundo/noticias-46877317>
[2] Finalmente el 27 de enero comunicaron que el brote de algodón no había podido sobrevivir a la noche lunar con temperaturas de 170 grados bajo cero.
[3] Ballet y obra de concierto orquestal del ruso Ígor Stravinski (1882-1917). Estrenada en 1913 por la compañía de ballet de Serguéi Diáguilev (1872-1929, fundador de la compañía Ballets Rusos) con coreografía de V. Nijinsky (1889-1950, el mítico bailarín ruso).  Su estreno fue un completo fracaso lo que no impidió que hoy en día sea considerada una obra maestra y rupturista de difícil audición.
 

viernes, 8 de marzo de 2019

8 de marzo


Mi incipiente perejil en su maceta violeta se suma a la huelga
 
Me visto como todos los días pero hoy me visualizo a mi misma[1] con la camisa arremangada y pañuelo de lunares en la cabeza[2] y con las gafas de color violeta[3] (estas hay que llevarlas siempre, siempre, mis queridas lectoras) mientras empiezo a remover la tierra de mis mesas de huerta y escucho Rosie the riveter[4].

La tierra esta apelmazada y seca, me cuesta romper la primera capa, al remover y desmenuzar los terrones me llega olor a tierra y recuerdos de otra época mientras mi biceps se van musculando, cada vez me parezco más a Rosie la remachadora (bueno en realidad a Naomi Parker Fraley[5]). Y pienso en todas las mujeres que trabajan los 365 días del año, en todas aquellas a las que apenas se les reconoce su esfuerzo pero también en aquellas que si lo reciben, en las que callan y en las que se quejan,  en las explotadas y en las que tan sólo son ninguneadas, en las que ríen y disfrutan y en las que sufren, en las que tiran cada día hacia adelante, en las que triunfan pero no olvidan las injusticias, a todas las que luchan porque desparezca la brecha de género, la brecha salarial, el techo de cristal … en fin en todas. Y en especial en aquellas que no pueden quejarse ni manifestar sus opiniones y por eso creo que todas, juntas o de forma individual, debemos visibilizar a las mujeres haciendo todo lo necesario todos los días para que la igualdad de género sea real.
¡Gafas de color violeta para todas y todos!
¡Mujeres no nos callemos no sigamos la consigna del poeta[6]!.

Mi huerta ya está aireada, ya está preparada la tierra, ahora ¡ya puedo plantar!



[1] Todo es necesario para la visibilización de la mujer, por eso hoy me permito ciertas licencias.
[2] Todas evocáis el famoso cartel, muy usado por el movimiento feminista como símbolo de empoderamiento, pero en realidad es un cartel creado por y para la compañía Westinghouse Electric en 1943. Su finalidad era exhortar a trabajar duro a las mujeres contratadas, para suplir el lugar de los hombres que se encontraban reclutados para la guerra. No hay que olvidar que por ese trabajo que realizaban las mujeres en las fábricas cobraban menos que los hombres y sus condiciones laborales eran peores y además después se las echó cuando regresaron los soldados de la guerra. Se popularizó a partir de la década de los años 80 del pasado siglo XX siendo usado como símbolo feminista
3 La expresión indica que debemos mirar con ojos feministas. Su origen es el libro de la escritora Gemma Lienas, El diario violeta de Carlota, (2001), destinado en principio a adolescentes para explicar las desigualdades de género. También es el nombre de una revista feminista, Las gafas violetas, que visibiliza y denuncia injusticias y recoge testimonios directo (<https://lasgafasvioletasrevista.com/>)
[4] Rosie the riveter, canción de 1942 que se popularizó en 1943 interpretada por Four Vagabonds un grupo afro-americano que estuvo activo desde 1933-1953
[5] Este es el nombre real de la mujer que inspiró el cartel al artista J. Howard Miller (1918-2004)
[6] Siempre me han parecido horribles esos versos de Pablo Neruda (1904-1973): “me gustas cuando callas porque estas como ausente”, su carga es terrible, ¿no te gusto más cuando hablo y me expreso o prefieres que esté en silencio para no molestar?. Pertenece a Veinte poemas de amor y una canción desesperada publicado en 1944.