Espero que no seamos las únicas en el mundo, pero mi huerta y yo
lo hemos conseguido. Hemos sobrevivido a las navidades, heladas, fiestas,
nieblas, refiestas y cambios bruscos de temperatura de la mañana a la noche,
refriados y resoles varios. Yo algo más perjudicada (mi talón de Aquiles[1] son garganta y bronquios),
pero mis plantas siguen a su ritmo, e incluso, algunos días lo han hecho sin
recibir la alentadora visita diaria de su querida hortelana, y lo que es peor
sin oir ni una nota de Bach[2]. Estoy criando especies
duras y preparadas para lo peor no hay duda.
semillero de espinacas en cubilete de fibra |
Iniciar desde semilla se hace más lento pero no deja de ser
gratificante desde que aparece el primer y tierno brotecito. Luego el tiempo se
detiene, los días se suceden unos tras otro, y…, eso parece que no crece nada.
Pero no es así, lo hace y además va extendiendo sus raicillas, y de repente, un
día observas que ya ha sobrepasado el terroncillo de tierra, y crees que a
partir de ahora todo va rápido y veloz, y entonces ¡zas!. Todo se vuelve a
ralentizar y vuelves a esperar la pequeña señal de crecimiento. Avanzas en
círculos tan pequeños que parece que no lo haces, suena una melodía, que dirías
que es la misma pero que se va enriqueciendo cada vez hasta llegar a un final
con toda la orquesta[3]. Nos queda mucho para ver
el resultado final, así que carguémonos de paciencia y mientras lo observamos,
pensemos en los jardines japoneses y meditemos[4].
[1] Aquiles, hijo del
mortal Peleo y de la diosa Tetis, según la leyenda, fue sumergido en laguna
Estigia para conseguir la inmortalidad mientras su madre lo sujetaba del talón;
cuenta la leyenda que yo era demasiado rebelde para permitir tal cosa y cuello
y cabeza me quedaron fuera del agua.
[2] En parte por mi
ausencia y en parte porque me han regalado la integral de Handel, aunque
siempre hay un ratito en mi vida para Bach.
[3] Supongo que el
ejemplo más claro que todos recordamos es la del Bolero de M. Ravel (1875-1937), estrenada en Paris en 1928, aunque
por desgracia perdura la imagen de la malísima actriz Bo Derek en esa horrible
película Bolero de 1984 dirigida por
John Derek.
[4] Supongo que debería
recomendar algo de música japonesa pero no conozco mucho y además no me llega,
así que lo de siempre, pónganse cualquier cosita del Sr. Bach y a relajarse.
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