Este año no había
pensado en retomar ni el blog, ni la huerta. Por diversas circunstancias íbamos
a pasar fuera de España tres meses y no preparé semillero ni nada …pero las cosas
se complicaron y la aparición de la pandemia trastocó todas las vidas, y por
ende afectó a mi huerto. Con el confinamiento, o confitamiento según alguna
amiga, me encontré en casa, encerrada y sin posibilidad de plantar nada para
este verano.
Lo días
pasaban y pasaban, mientras que el Covid ese se apropiaba de nuestras vidas, de nuestros
espacios. Todos desarrollamos nuestras estrategias de supervivencia mientras
los días pasaban y pasaban y mi huerto seguía vacío. El tiempo seguía su curso
y, cuando ya me encontraba en la segunda quincena de mayo, llega la sorpresa.
El Sr. R.,
propietario de una primorosa huerta junto a su primo, heredada de sus padres, se
entera de que estoy sin semillero y sin plantones y me ofrece de los suyos. Rápidamente
acepto la oferta y envío a mi siempre bien dispuesto Ayudante de Huerta, ¿os
acordais de él?. Tras quedar con ellos[1]
y como un auténtico caballero andante, a lomos de su corcel plateado, bueno, en
realidad es un todoterreno, con el equipo reglamentario actual para caballeros
rescatadores de damiselas en apuros, a saber, mascarilla y guantes, aprovecha
su salida a la compra y regresa victorioso con sus trofeos: unos hermosos
plantones de tomate rosa y kumato, además de plantones de pimientos (unos de
Galicia y otros de Fermoselle, según explicaciones de los huertanos que loaban
mucho a los zamoranos).
Ya os digo
que los pobres caballeros de la Tabla Redonda caían como chinches y no
conseguían regresar victorioso pero mi caballero andante regresó con sus
plantones más contento que si del Santo Grial se tratara.
Por ello
este sábado nos dedicamos con ahinco, a voltear las mesas, remover la tierra y
finalmente plantar. Ahora, cuando pueda, compraré más tierra pero de momento se
han tenido que acomodar a lo que hay pero no me cabe duda, de que siendo
plantones de la era Covid sobrevivirán[2]…
[1] Para visualizar esta escena recomiendo escuchar y tararear el
pasaje de Carmina Burana de Carl Orff que para mi siempre
me evoca escenas de Excalibur, la película de J. Boorman de 1981, que cuenta la leyenda de
Arturo y sus Caballeros de la Tabla Redonda.
Aquí os dejo el enlace <https://www.youtube.com/watch?v=0JNlOTccdck>
[2] Ya sé que estáis cansadas y cansados de oir esta canción pero,
a pesar de todo su carga ilusionante sigue activa. <https://www.youtube.com/watch?v=xErS7G3-tCQ>