lunes, 25 de mayo de 2020

Era Covid


Este año no había pensado en retomar ni el blog, ni la huerta. Por diversas circunstancias íbamos a pasar fuera de España tres meses y no preparé semillero ni nada …pero las cosas se complicaron y la aparición de la pandemia trastocó todas las vidas, y por ende afectó a mi huerto. Con el confinamiento, o confitamiento según alguna amiga, me encontré en casa, encerrada y sin posibilidad de plantar nada para este verano.

Lo días pasaban y pasaban, mientras que el Covid ese se apropiaba de nuestras vidas, de nuestros espacios. Todos desarrollamos nuestras estrategias de supervivencia mientras los días pasaban y pasaban y mi huerto seguía vacío. El tiempo seguía su curso y, cuando ya me encontraba en la segunda quincena de mayo, llega la sorpresa.

El Sr. R., propietario de una primorosa huerta junto a su primo, heredada de sus padres, se entera de que estoy sin semillero y sin plantones y me ofrece de los suyos. Rápidamente acepto la oferta y envío a mi siempre bien dispuesto Ayudante de Huerta, ¿os acordais de él?.  Tras quedar con ellos[1] y como un auténtico caballero andante, a lomos de su corcel plateado, bueno, en realidad es un todoterreno, con el equipo reglamentario actual para caballeros rescatadores de damiselas en apuros, a saber, mascarilla y guantes, aprovecha su salida a la compra y regresa victorioso con sus trofeos: unos hermosos plantones de tomate rosa y kumato, además de plantones de pimientos (unos de Galicia y otros de Fermoselle, según explicaciones de los huertanos que loaban mucho a los zamoranos). 



Ya os digo que los pobres caballeros de la Tabla Redonda caían como chinches y no conseguían regresar victorioso pero mi caballero andante regresó con sus plantones más contento que si del Santo Grial se tratara.

Por ello este sábado nos dedicamos con ahinco, a voltear las mesas, remover la tierra y finalmente plantar. Ahora, cuando pueda, compraré más tierra pero de momento se han tenido que acomodar a lo que hay pero no me cabe duda, de que siendo plantones de la era Covid sobrevivirán[2]



[1] Para visualizar esta escena recomiendo escuchar y tararear el pasaje de Carmina Burana de Carl Orff que para mi siempre me evoca escenas de Excalibur, la película de  J. Boorman de 1981, que cuenta la leyenda de Arturo y sus Caballeros de la Tabla Redonda.
[2] Ya sé que estáis cansadas y cansados de oir esta canción pero, a pesar de todo su carga ilusionante sigue activa. <https://www.youtube.com/watch?v=xErS7G3-tCQ>